TERCER TRIMESTRE DE EMBARAZO

Aquí ya estaba gorda como una vaca, la verdad es que tuve mucha suerte porque todo el mundo me había dicho que me iba a hinchar como un globo y de eso nada. No se me hincharon ni las manos ni los pies, seguía yendo a Pilates dos veces por semana y todavía trabajaba, así que gracias a eso estaba bastante ágil.
Empecé a ganar unos kilillos estos últimos meses y así recuperé más o menos el peso anterior a estar embarazada (y un poquito más).

En las últimas ecografías me comentaron que Adrián no se había girado todavía a la posición cefálica, pero siempre me decían que no pasaba nada, que había tiempo y que no me preocupara.
Hasta que llegó la semana 29, me comentaron que si en la siguiente eco (sem.34) no se había girado, veríamos qué hacer...

No paré de trabajar hasta la semana 30, y entonces empecé de verdad a disfrutar... Hacía todo lo que quería, sobretodo dormir (¡cómo me gusta dormir!). 

También empezamos en la semana 34 con el masaje perineal, yo tenía muchas esperanzas en que Adri se girara y poder tener un parto vaginal natural, por lo tanto me preparaba para ese gran momento. Compré una pelota de Fitness para casa y mientras veía la tele ejercitaba mi suelo pélvico, eso y las clases de Pilates me ayudaban a pasar las semanas entretenida y sin pensar en la postura de mi bebé. 

Llegó la siguiente ecografía: Adrián seguía de nalgas y si no se giraba tendríamos que programar una cesárea. Yo seguía queriendo mi parto natural, tantas veces lo había imaginado... tantas veces había soñado con tener un bebé y ahora que el día llegaba ¿no iba a poder parir?
Pues bien, pasaban los días, pasaban las semanas y Adrián no se giraba. Lo intentamos todo. En el hospital me aconsejaron unos ejercicios y los probé todos y cada uno a diario, veía vídeos en YouTube para seguir consejos de otras mamás en mi estado: Hacer el pino, caminar a gatas por la casa, postura mahometana, postura del gato, yoga, Pilates, respiraciones, música, hablar directamente con el bebé... pero ninguna cosa funcionaba.

Así es como estaba exactamente mi pequeño...

Probamos también la moxibustión, por si alguna no lo sabe, esta técnica consiste en un puro (moxa) hecho con hierbas medicinales (Artemisa), se enciende y se aplica el calor en un punto de acupuntura que tenemos en el dedo meñique del pie, más o menos 2 veces al día, siguiendo unas pautas. En teoría esto hace que los movimientos fetales aumenten y entonces después se deben hacer los ejercicios para intentar que se gire el bebé. Tampoco me funcionó.

En la semana 37 probamos otra cosa, (había que probarlo todo), yo quería evitar en todo lo posible la cesárea, así que accedí a una maniobra que se llama "Version Cefálica Externa (VCE)", donde los médicos tratan de mover al bebé con las manos directamente, tocando la barriga y así hacerlo girar para colocarlo en la posición boca abajo. En el siguiente post os contaré mi experiencia sobre esta maniobra. 

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