LA INCORPORACIÓN AL TRABAJO

Os cuento lo que para mi es lo que peor llevo desde que soy madre: Tener que ir a trabajar fuera de casa.

Y digo esto, porque los meses que he estado de permiso de maternidad, también trabajaba, aunque dentro de casa, y hoy puedo decir que las madres que se quedan para cuidar a sus hijos realmente TRABAJAN, y mucho. Es realmente agotador cuando tienes que estar las 24 horas dedicadas a una personita, y además ocuparte de la casa, lavadoras, comidas y cenas, compra, etc... Cuando un bebé te mantiene ocupada todas esas horas y te da la sensación de que necesitas el doble de horas para dedicarlas a ti, a descansar, darte un baño, cosas así...

También me tomé bastante al pie de la letra lo de "cuando el bebé duerma, tú duermes" y aprovechaba una de las siestas de la mañana también para mí y la de la tarde, ¡Esa era sagrada!

Adrián no ha dormido ni 3 horas del tirón desde que nació. Eso quiere decir que dentro de una semana hará un año que no he dormido ni una sola noche... Yo lo que hago es descansar, a ratitos, entre toma y toma, entre abrazos y mimos que necesita mi pequeño.
Últimamente se despierta buscando contacto cada hora o menos, eso quiere decir que necesita tocarme, sentirme. Casi siempre le doy teta y se calma rápidamente, pero yo tengo muy mal dormir y mientras él mama, soy incapaz de conciliar el sueño. En resumen, me paso casi toda la noche en algo que no sabría definir entre descanso y desvelo. Hay veces que sólo tengo que cogerlo en brazos y ponerlo sobre mi pecho y se conforma, pero son pocas veces.

Cuando estaba en casa, las siestas me venían genial para reponer esas horas de sueño y normalmente lo llevaba bastante bien.

Cuando llegó la hora de la incorporación, he de decir que llevaba meses pensando en ello y preparando mi mente, pero aún así la idea de irme y dejar a un bebé tan pequeño al cuidado de alguien que no fuera yo, me ponía muy triste y me preocupaba mucho.

En mi caso, no tenemos ningún familiar que pudiera quedarse con Adrián, eso complicaba las cosas bastante porque a lo mejor hubiera resultado más fácil dejarlo con alguien, no sé... Eso nunca lo sabré.
La realidad es esta, me planteé una mamá de día, pero se me iba bastante de presupuesto. Para mi era la mejor opción, horario más flexible y respetuoso con el bebé, atención más personalizada (menos niños), en fin, algo que tampoco sabré si hubiera sido mejor...

Elegí la escuela infantil a la que va Adrián por su trato familiar, por ser "de toda la vida", por cercanía y comodidad y sobretodo porque sólo había 5 niños en su clase, y él el único "bebé".
Cuando busqué escoleta (guardería es un término que ya no se debería utilizar), tenía claro que lo principal era que mi hijo estuviese bien atendido. Me da igual montessori, inglés, identificación con huella dactilar, pizarras digitales... Todo eso que tienen las escuelas "modernas" y que a mi no me vale si tienen a 8 bebés por profesora.

Imagino que trabajar en una clase de 0 a 2 años debe ser difícil. Me pongo en la situación y la verdad, me estreso sólo de pensarlo... Llora uno, ahora se cae el otro, cambiar el pañal de uno, el otro quiere brazos... Desde aquí todo mi reconocimiento al trabajo de estas personas, que cada día con su mejor sonrisa cuidan de nuestros hijos. El ratio que ahora mismo está establecido de 8 bebés por una educadora me parece algo que debería cambiar pronto, puesto que es una cifra muy alta si esperamos que esa persona atienda como a debido a todos por igual.

Yo ahora puedo decir que estoy muy contenta con la clase y la profesora de Adrián. Le quiere mucho y siempre lo tiene en brazos y lo cuida genial. Adrián se queda todas las mañanas con una sonrisa.

Quizá por eso ahora ya lo llevo mejor, veo que él entra contento y sale muy feliz. Allí come, hace sus siestas, y se pasa todo el día jugando. Vamos, que estoy tranquila.

Ahora la parte que peor llevo es la organización en casa, el momento de salir por las mañanas, lo tarde que se me hace por las noches y lo cansada que acabo todos los días.
Ya sé que todas las madres estamos cansadas, y que hay muchas que tienen más de un hijo. Pero también sé que muchas de esas madres tienen ayuda familiar o externa y eso facilita muchísimo el día a día.

Cuando tengo que levantarme por la mañana, vestirme, pintarme y arreglarme sin que se despierte Adri, (cosa que no pasa casi nunca) no veo la hora de salir de casa. Normalmente se despierta en cuanto nota que no estoy en la cama y ahí empieza mi mañana de locura:

Adrián únicamente quiere estar conmigo y en brazos. Como siempre, pero por las mañanas no puedo atenderle de esa forma, tenemos que irnos y no siempre puedo parar a darle todo lo que necesita en ese momento.
Así que esto es lo que llevo peor de todo. Un bebé en el suelo, cogido a mis piernas, llorando o gritando para que lo coja, yo con el peine como puedo, me pinto en segundos, y me visto en un suspiro. La mayoría de las veces cuando ya estamos listos los dos, se hace caca y tengo que cambiarle el pañal. Esto implica quitarle casi toda la ropa porque se mueve como una culebra y grita y patalea, todo esto mientras yo intento limpiar bien todo y no ponerme a llorar de los nervios. , Luego también pide teta (claro, es su desayuno) y eso significa 5 o 10 minutos parada, toda arreglada, a darle su leche. Todavía falta bajar, acabar de organizar mi bolso, su mochila, desayunar yo y salir disparados...

Pues esto cada día, un caos total. Sé que debería levantarme más pronto para no hacer todo corriendo, pero sin dormir en toda la noche es algo que he intentado y no estoy consiguiendo... Seguiré buscando maneras de organizarme mejor.
Pero está claro que necesito más tiempo por las mañanas para poder dedicar a mi pequeño, atenderlo como se merece, sin prisas, sin nervios. Lo paso fatal cuando me pide que lo coja y ¡No poder hacerlo porque tengo que arreglarme!

¿Lo conseguiré algún día?

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